Don Mora recibió las banderas de cada uno
de los partidos que integran el Frente y, humilde como siempre, destacó la
importancia de poder “pasar la antorcha” a los más jóvenes. El acto se cumplió el pasado jueves 22 de
diciembre, en el barrio Obrero.
A sus 85 años de edad, Don Mora sigue caminando
por las calles de Ciudad del Este, como lo viene haciendo hace más de 15 años,
vendiendo libros y conversando con jóvenes y adultos sobre la situación
política, económica y social del país.
Izquierdistas, liberales o colorados, sea
cual fuere la posición de su interlocutor, dialoga pausadamente, sin levantar
la voz ni ofuscarse nunca, reflejo que solo se observa en una gran persona, intelectual
y segura de su ideales. Sorprende su lucidez, amabilidad, sus vastos
conocimientos, y la sonrisa que lleva siempre plasmada en el rostro.
PERSEGUIDO.
Durante el homenaje que le brindaron, se
habló sobre la vida de Don Mora, perseguido durante la dictadura stronista, se
resaltaron sus virtudes y sus logros. Con emotivos discursos, los
representantes de cada uno de los partidos políticos que integran el Frente
Guazú le entregaron las banderas de sus nucleaciones y un pergamino del Frente.
Igualmente recibió un equipo de sonido de regalo, para poder escuchar mejor la
música que más le gusta: la de su tierra, la música paraguaya.
Además, para amenizar la noche, intérpretes
regionales deleitaron a los presentes con distintas canciones, llevando incluso
a algunas parejas a bailar la polca paraguaya.
“Don Diomedes Mora, abrió un sendero. Un
sendero de lucha, de coherencia, de dignidad. Cabe a nosotros sus compañeros,
elegir entre quedarnos a la vera del camino
para ver a Don Mora y otros Don Moras pasar, o retomar paso a paso el sendero y
hacerlo más amplio para que quepamos todos y así poder andar juntos todos
hacia un Paraguay más igual, más justo, más fraterno para todos los paraguayos”,
señaló uno de los organizadores del homenaje, José Luis Guggiari.
SU HISTORIA
Diomedes Mora es hijo de Espectación
Rejala, obrera sindicalista, cigarrera; y de Don Ignacio Mora, carpintero
de obras, militante del movimiento anarco-sindicalista de la época. Ambos
ejercieron gran influencia sobre todos sus hijos, que se comprometieron
políticamente afiliándose al Partido Comunista. Juan, el mayor, llegó a ser
miembro del Comité Central del PCP, Rogelio y Osvaldo también se afiliaron. Don
Mora se emociona al recordarlo.
Don Diomedes Mora, se afilió a los 19 años, en 1946, a la Juventud del Partido
Comunista, durante aquella época de la Primavera Democrática
que se perdió muy pronto, en 1947. Entonces, Don Mora se incorporó a la lucha
por restaurar la democracia. El 13 de enero de ese año fue detenido, junto a su
padre y dos hermanos, tras un violento allanamiento de la Policía. Fue llevado
al Departamento de Investigaciones y cruelmente torturado, luego derivado a la Cárcel de Asunción, donde
permaneció preso por dos años.
CONFINADO A NUEVA ITALIA.
Durante el Gobierno de Federico Chávez,
Diosmedes fue puesto en libertad, pero apenas dos meses después lo apresaron
nuevamente y lo confinaron a la Colonia Nueva
Italia, mientras su hermano Rogelio era confinado a Carapegua. Meses después él
fue liberado y de nuevo apresado y torturado en el intento de localizar dónde
se imprimían los diarios opositores "PATRIA NUEVA" Y
"ADELANTE". De inmediato fue confinado a Bahía Negra, donde
permaneció cerca de un año.
Liberado después de este periodo, Don Mora
fue apresado de nuevo y posteriormente confinado a Fuerte Olimpo por unos ocho
meses. Junto con varios miembros del Partido Revolucionario Febrerista, entre
ellos el Dr. Carlos Zelada, el Dr. Granada, el Dr Sánchez Palacios, él era el único
comunista del lugar.
De ese sitio escapó a Puerto Murtinho, del
otro lado del Río Paraguay, con ayuda de gendarmes paraguayos que trabajaban en
Brasil. En esa localidad se volvió a vincular con miembros del PC, en este caso
el Brasileño y estos compañeros lo ayudaron a volver a Asunción, donde vivió en
la clandestinidad y semiclandestinidad por muchos años.
REFUGIADO EN ARGENTINA.
Después de los grandes movimientos
sindicales del 59, que fueran duramente reprimidos, Don Mora se refugió en
Argentina, en un exilio forzoso de más de 30 años.
Allí se vinculó con los Movimientos Sociales de Paraguayos y con el PC
Argentino. Se adhirió al FULNA (Frente Unido de Liberación Nacional), recibió
instrucción militar y política en Argentina, Cuba y la Union Sovietica.
Pero el desmoronamiento de los movimientos
guerrilleros en Paraguay con la derrota del Grupo 14 de Mayo de Juan José
Rotela y la Columna
Itororo, la opción militar-guerrillera tuvo que ser
descartada para substituirla por la militancia social y sindical. Durante
esta despiadada represión, su hermano Juan fue llevado a la Estancia de Patricio
Colman, esbirro del Dictador, que era como un campo de concentración. Allí fue
obligado a cavar su propia fosa y luego fue asesinado a tiros por Irrazabal.
EL RETORNO.
Don Mora retornó a Paraguay después de la
caída del dictador Alfredo Stroessner en 1989 y se reincorporó a la militancia
activa del PCP. Hasta el día de hoy, con sus 85 años vigorosos, sigue sin
arriar sus banderas.
Preguntado si que quisiera decirles a la Juventud de nuestra
patria, con voz tenue pero de convicción plena dijo: “Precisamos pasar la
antorcha de lucha a nuestra juventud.
La responsabilidad que tienen como
paraguayos es para con nuestro pueblo, eso no lo pueden olvidar.Dentro de la
dureza de la lucha contra el sistema, existe la compensación del reconocimiento
de lo que hacemos por parte de la gente. A veces no solo de nuestros compañeros,
sino de quienes están del otro lado, es que nos hemos ganado su respeto”.