Nilo Mármol, titular de la oficina regional de la Secretaria Nacional de la Niñez y Adolescencia en Ciudad del Este (SNNA) y que está acompañando el
abordaje teórico-metodológico de la situación de los niños y niñas indígenas en
situación de calle, manifestó que actualmente se está buscando cambiar de
paradigma el modelo de trabajo social con ese sector.
“Estamos con un trabajo nuevo, ya que antiguamente lo que se
hacía era arrear a los niños indígenas y enviarlos a sus comunidades, sobre
todo cuando había mucha presión social para que los niños dejaran, por ejemplo,
la zona de la terminal de Ciudad del Este”, comentó.
Según Mármol, el tratamiento social de la problemática de
los niños indígenas en situación de calle, no encontró nunca una respuesta
favorable y acertada, ya que siempre hubo una acción respondiendo a la presión
social o mediática, pero finalmente sin atender las necesidades reales de este
grupo.
REUNIONES.
A pesar de varias reuniones que se venían realizando desde
hace 2 años atrás, sin embargo las instituciones involucradas en dar solución a
la problemática citada, no llegaron a acertar una respuesta adecuada a la
situación.
“Hicimos varios encuentros interinstitucionales con el Poder
Judicial, el INDI, la Policía Nacional, la Secretaría de la Niñez y
Adolescencia, la Fiscalía, entre otros, pero siempre el planteamiento apuntó a
la acción represiva. El razonamiento era de que no se podía hacer nada debido a
la inimputabilidad de los niños. Entonces, la respuesta era tirarlos a sus
comunidades o meterlos en un centro educativo.
Pero la experiencia nos indica que si ellos están en la
calle es porque algo pasa en sus comunidades. Hay que revisar qué les están
llevando a no querer estar en sus comunidades de origen, pues nadie quiere
salir de su casa si está bien”, reflexionó Mármol.
Ante la problemática presentada, Mármol refiere que hay
muchas preguntas que se deben resolver. Se tendría que analizar, por ejemplo,
si convendría más llevar a los niños a sus comunidades o adoptar la medida de
tenerlos en un centro abierto. “En nuestro caso, nuestro planteo fue siempre,
buscar la protección en primer lugar y, luego, tomar las medidas adecuadas”.
ESPACIO DE PROTECCIÓN.
La estrategia de solución trazada por el sacerdote Mármol,
apunta a la búsqueda de un espacio de protección y el protagonismo de la
comunidad.
“Protejamos a los niños con un espacio determinado como en
un albergue. Trabajemos con ellos en un lugar protegido en relación a la
cultura; además, tratemos de protegerlos de los problemas de la calle, como la
droga y la explotación sexual. Existe la necesidad de generar comunidades
diferentes. Por otro lado, tenemos que plantearnos la idea de que las
comunidades indígenas también ya quieren ser comunidades urbanas”, manifestó.
Para Marmol cualquier tipo de programa social de protección
tiene límites. La clave para solucionar la problemática planteada, deberá pasar
necesariamente por considerar el factor comunitario, de lo contrario las
acciones simplemente se reducirán a poner parches a un problema muy
complejo.
“Vamos a tener cientos de albergues y centros abiertos, pero
no darán abasto. También se debe considerar la movilidad de los niños, ya que
en momentos son abordados en Ciudad del Este, en Caaguazú, en Luque o en
Asunción.
Los niños indígenas que están en Alto Paraná, provienen de
lugares como Caaguazú, Caazapá, Guairá, Itapua e incluso son importados de
Argentina y Brasil aseguró Mármol.
Para Mármol, en definitiva, la problemática de los niños
indígenas, debe ser analizada desde una metodología que tenga en cuenta la
construcción colectiva interinstitucional, donde al mismo tiempo, no sea
descuidada la protección inmediata de los mismos.
“Tenemos que comenzar a dar protección a los niños y luego
discutir”, afirmó. Esta postura deviene de su amplia y larga experiencia en el
trabajo que está realizando, donde la lucha cotidiana por rescatar y recuperar
a los niños indígenas que están en situación de calle, demanda intervención
inmediata, para consolidar posteriormente, soluciones más avanzadas en el
aspecto social-antropológico.
EL EXODO.
Evidentemente, la discusión en torno a qué hacer para
insertar a los niños indígenas en sus comunidades de origen, encuentra una
problemática compleja en la actualidad, ya que muchas comunidades indígenas
están rodeadas e invadidas por plantaciones extensivas de sojas, que empujan a
los indígenas a realizar el éxodo a las ciudades.
Por tanto, las intervenciones rápidas exitosas de trasladar
a los niños a sus localidades, va a chocar con esta realidad, aunque dejará por
momentos, la buena imagen a las ciudades de que los niños, ya no están. La
pérdida del Hábitat, el deterioro ambiental y la progresiva destrucción
cultural, conspiran ante un plan bien diseñado de intervención social.
Para Eva Pereira, del área de Responsabilidad de Itaipu dijo
que las comunidades indígenas que conocen que se encuentran principalmente en
Caaguazú, están en medio de sojales, donde se hace difícil la vida comunitaria
y la producción. “Hay que tener en cuenta que se realizaron esfuerzos grandes
para llegar a las comunidades de los niños en situación de calle. Esta es una
tarea que hay que profundizar. Se debe tener en cuenta la hoja de ruta de las
comunidades desde donde salieron los niños y niñas”, explicó Pereira.