Para Livieres existe “crisis humanitaria y política"
“Nuestro país y nuestra Diócesis de Ciudad del Este, que comprende la zona de Curuguaty, han sufrido hoy una gravísima tragedia. Comparto c...
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Señala que los Obispos del Paraguay se han pronunciado por medio del mensaje de la
Conferencia Episcopal. Pero y como
Obispo de la Diócesis directamente afectada comprometo a la Iglesia local en
las tareas y funciones que puedan ser necesarias para servir a la causa de la
paz y de la concordia desde la esfera espiritual que corresponde. “Nos ponemos
a disposición de todos, especialmente de los que han sufrido más y de sus
familias”.
“Además de la presencia habitual del párroco y los
sacerdotes destinados en la zona, he decidido enviar de inmediato a Curuguaty
un equipo de sacerdotes, seminaristas y laicos de la Diócesis para ayudar a la
atención espiritual y humana de los directamente afectados, así como organizar
la celebración de la Santa Misa por los difuntos y heridos, y elevar oraciones
públicas para pedir por la paz, la reconciliación y la promoción de la justicia
en el amor”.
Agrega: “No sólo es imprescindible poner término a los
actos de violencia. También hay que resolver las causas que han llevado a
producir esta tragedia. Algo a lo que no se han avocado por completo los
poderes públicos, especialmente en sus más altas instancias: la Presidencia de
la Nación, el Congreso Nacional y la Corte Suprema. Me refiero tanto a las
graves injusticias sociales que padece nuestro país como a la
instrumentalización ideológica y política que crean violencia y desórdenes
mayores”.
“Esta no es la hora para que partidismos irresponsables
busquen sacar réditos políticos. Ante la tragedia sufrida debemos cada uno
asumir el rol que nos corresponde y colaborar para superar definitivamente los
causales de tanto mal. La situación ya es lo suficientemente funesta como para
agravarla por actos o declaraciones que lleven por caminos de inestabilidad
institucional y política. Tenemos que promover de forma conjunta el estado de
derecho –de los derechos de todos–, dejando de lado actitudes partidistas y
negligentes, cuando no cómplices y promotoras de lo que ha ocurrido”.
“Como Iglesia, lo repito, nos ponemos a disposición de
las autoridades para servir al bien común, desde el ministerio espiritual que
el Señor nos ha confiado como pastores, pero también desde las
responsabilidades políticas y sociales que les toca asumir a los fieles laicos”.
Finalmente manifiesta: “Que Dios nos ilumine y nos ayude
a transformar esta verdadera tragedia en una ocasión de conversión y de cambios
auténticos. Les hago llegar la bendición de Dios a todos, en especial a las
familias de los difuntos, a los heridos y sus familiares, y a la población de
Curuguaty”.