Escuela permite formación de niños con problemas de visión
“Comenzamos de cero, acá no había nada, solo en Asunción y para la gente que no tiene recursos para educar a su hijo o hija viajar hasta la ...
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“Comenzamos de cero, acá no había nada, solo
en Asunción y para la gente que no tiene recursos para educar a su hijo o hija
viajar hasta la capital varias veces a la semana es muy costoso”, recuerda
Sara Raquel Dominguez cuando iniciaron el camino para buscar la capacitación y
formación de su hija que sufre de ceguera.
“Nos dimos fuerza mutuamente con mi marido e
iniciamos esto que hoy es una realidad, una hermosas escuela que da la
posibilidad de educarse a personas que discapacidad visual”, añade la mujer al
recordar que las clases, del Primer Centro de Formación Integral Gumercindo
Fernández, se inicio en una de las habitaciones de su casa de la familia
Lezcano Dominguez.
El nombre de la escuela es en homenaje a quien
trajo el Braille al país, siendo así el precursor de la educación sistematizada
del ciego comenta Sara al mencionar que en el año 2005, se crea la Asociación de Ciegos del Paraguay
(ACIP), filial Alto Paraná con el que se empezó a
madurar la idea para crear la escuela que se inicia en forma precaria dos años
después, en el año 2007 y para el 2009, con el esfuerzo de los miembros de esta
organización, logran habilitar la institución en su local propio.
La escuela esta ubicado a unos 200 metros de la ruta
internacional a la altura del kilómetro 14 Monday, que cuenta actualmente con
13 alumnos venidos de distintos distritos del Alto Paraná.
Hoy la institución cuenta con cuatro aulas, dos para
las clases normales, otra para estimulación temprana y cuarta destinado al
curso de informática. Los gastos de funcionamiento son cubiertos con
ayuda mensual de la Municipalidad de Minga Guazú y actividades varias que
organizan para recaudar fondos. La institución cuenta con cuatro
profesores, de los tres ya cuentan con rubro.
Hasta el año pasado en el local se desarrollo el proyecto
Ágora que ofrecía cursos para aprender el oficio de masajista, talleres
empresariales y de informática. “Este años ya no contamos con ese
programa”, explica Dominguez.
La docente dijo que los alumnos demuestran mucho interés
en los cursos que desarrollan y que nunca faltan a clases. “Son muy entusiastas
y realmente tienen ganas de superarse. Es lo mínimo que se les puede ofrecer ya
que ninguno puede volver a recuperar la vista, son casos irreversibles y
necesitan oportunidades para aprender”, expresó.