A 35 años de "la noche de los lápices"
Fuente :radiocataratas.com Hoy viernes 16 de septiembre se cumplen 35 años del secuestro de un grupo de estudiantes secundarios en la c...
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Fuente:radiocataratas.com |
Aunque la
persecución, el secuestro y la desaparición de estudiantes no tuvo sus primeras
víctimas ese día, entre la noche del 15 y el 16 de setiembre de 1976 se produce
el secuestro de la mayor cantidad de jóvenes, por lo que se estableció la fecha
para recordar los hechos.
Esa madrugada diez alumnos de la Escuela Normal Nº3 de La
Plata, que tenían entre 14 y 18 años y militaban en la Unión de Estudiantes
Secundarios, fueron secuestrados de sus domicilios por un grupo de tareas del
Batallón 601 del Servicio de Inteligencia del Ejército y de la Polícia de la
provincia de Buenos Aires.
Los jóvenes militaban en defensa de los derechos
estudiantiles y habían participado de una protesta para reestablecer el boleto
estudiantil, suspendido en 1975.
Para justificar el operativo, el titular de la
bonaerense, Ramón Camps, adujo que se realizaba por el accionar subversivo en
las escuelas.
Daniel Alberto Racero, Horacio Angel Ungaro, Francisco
López Muntaner , María Claudia Falcone, Claudio De Acha y María Clara Ciocchini
continúan hoy desaparecidos.
De los cuatro que sobrevieron a las torturas y vejaciones
-Emilce Moler, Pablo Díaz, Gustavo Calotti y Patricia Miranda-, tres pudieron
dar testimonio del horror ante la justicia.
Ellos reconocieron que estuvieron en los centros
clandestinos de detención de Arana, Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes, Jefatura
de Policía de la Provincia de Buenos Aires y las Comisarías 5a., 8a., y 9a. de
La Plata y 3a. de Valentín Alsina, en Lanús, y el Polígono de Tiro de la
Jefatura de la Provincia de Buenos Aires.
Según el historiador Norberto Galasso, la apreciación
sobre los hechos conocidos como "La Noche de los lápices", con el
tiempo fue corrigiéndose y dejó de interpretarse como el producto de chicos
inocentes que reclamaban un boleto.
En algunos familiares se empezó a señalar que formaban
parte de un movimiento revolucionario y que esa lucha estaba integrada a una
concepción de cuestionamiento al orden de la dependencia que había instalado la
dictadura militar, dijo en diálogo con Télam.
Para Galasso, es difícil cuál de las dos versiones es más
correcta, y se permitió dudar porque en la fecha en que se produjo no parece
que correspondiese a algo estratégicamente planeado por una dirección política.
En el análisis de la realidad de la época, el historiador
consideró que los estudiantes eran un grupo de jóvenes rebeldes e idealistas
que querían cambiar las cosas y que no estaban muy sujetos a una dirección
estratégica política, aunque estaban perfectamente catalogados por los
servicios de inteligencia de la dictadura militar.
Después de 35 años, "La noche de los lápices"
fue escribiendo nuevas páginas en la historia, y según Galasso, se debe, entre
otras razones, a que en la ciudad de La Plata las figuras de la represión
fueron tan siniestras que pasaron a ser símbolos de la represión, como Camps y
(elex comisario, Miguel) Etchecolatz.
Sobre las diferencias entre los movimientos juveniles de
los `70 y los actuales, Galasso explicó que la juventud de hoy va hacia un
proceso de transformaciones profundas y que su alto nivel de participación se
verificó con los festejos por el Bicentenario y con el velatorio de Néstor
Kirchner, el 27 de octubre pasado.
Todo lo vivido en nuestro país da lugar a que haya una
predisposición a actuar más políticamente y no colocar la violencia por encima
de la política, reflexionó.
Galasso recordó una anécdota en la casa de Arturo
Jauretche, donde el escritor y político le dijera que nunca le había hecho asco
a pelear con el fusil en la mano, pero que nunca la violencia puede ponerse por
encima de la política.
A veces en las luchas políticas, llega un punto en que la
violencia surge, pero nunca la política debe estar subordinada a ella,
consideró el historiador.
La historia de terror que vivió la Argentina por esos
años, marcan -según Galasso- la impronta de la época actual porque ha influído
para que se pueda comprender que hay que hacer política y dar un discurso
cuestionador al mismo tiempo que tener una gran organización y actuar
tácticamente de acuerdo a las posibilidades y circunstancias.
En tanto, Mario Pacho O`Donell, al analizar los episodios
señaló que la represión de la dictadura cívico militar contó con asesoramiento
en `aterrorizar` alcanzando a sectores poco comprometidos o algo distantes con
el solo fin de paralizar a sectores amplios de la población.
Centrar la represión en jóvenes de colegios secundarios
tuvo esa finalidad, era como para demostrar que nadie estaba excento de sufrir
las consecuencias, puntualizó en diálogo con Télam.
Al trazar un paralelo entre la militancia juvenil en los
años `70 y la actual, el historiador señaló que en estos momentos hay un
despertar que significa que la sociedad se va curando después de dos
generaciones criadas bajo la idea de que el compromiso significaba un peligro
muy grande.